Reseña del cuento “La
frontera de cristal”
Mtro. Enrique Espinoza
Pinales
En el cuento “La
frontera de cristal” que es el que le da título al libro de Carlos Fuentes se
aborda el problema de la migración laboral de trabajadores mexicanos hacia los
Estados Unidos en el marco del Tratado de Libre Comercio. En este cuento
Fuentes hace un retrato de la situación que vive México ante el fenómeno de la
apertura comercial en donde la frontera no solo es paso de mercancías sino de
seres humanos que buscan las oportunidades laborales que no encuentran en su
país de origen.
La historia se desarrolla en torno a un grupo
de trabajadores migrantes que son contratados para hacer la limpieza de los
grandes edificios de oficinas de Nueva York durante el fin de semana, salen el
viernes en la noche de la ciudad de México a Nueva York y trabajan sábado y
domingo y se regresan el domingo en la noche a la ciudad de México.
Sus personajes son
seres emblemáticos que representan a sectores claves de la historia de la
migración entre dos ciudades: Nueva Cork y la ciudad de México. Don Leonardo
empresario exitoso que ve la apertura comercial como una oportunidad para
promover no solo la exportación de mercancías, sino también la exportación de
obreros, que el considera como servicios o comercio exterior; Michelena, su
nuera y amante, representante de una burguesía decadente y parasitaria, que
vive del status y de los favores de los nuevos ricos; Lisandro Sánchez, como
parte del grupo de trabajadores es el personaje central, representante de una
clase media arruinada por más de veinte años de crisis y un tratado de Libre
Comercio que hizo polvo sus aspiraciones de prosperidad. Es un joven con
educación y que se distingue de los otros trabajadores por un aspecto más
urbano, menos moreno y de facciones más finas y finalmente el personaje que redondea
la historia es una mujer gringa “Audrey” ejecutiva de publicidad que trabaja en
el edificio que Lisandro y sus compañeros van a limpiar el fin de semana.
Son varias las
problemáticas que Carlos Fuentes plantea en su cuento, la primera es la
preocupación de los empresarios y políticos de ambos países por tener un
control sobre los trabajadores evitando
que pasen por la frontera mediante un contrato que establece condiciones
especiales, como el traslado por avión y la permanencia limitada a los días de
trabajo en fin de semana. Esto les permite a los empresarios norteamericanos
ahorrarse entre del 25 al 30 % y al
empresario mexicano ser parte del negocio al exportar obreros temporales.
La parte medular del cuento, que involucra
aspectos culturales, son los mundos imaginarios de los protagonistas, donde
Carlos fuentes explora el mundo interior
de Lisandro y de Audrey quienes tienen un encuentro que los hace verse a si
mismos e imaginarse al otro. Ella, quien casualmente esta en su oficina en fin
de semana y el, haciendo la limpieza del otro lado del cristal, muy cerca físicamente, separados por un
cristal que sirve como metáfora para contar
dos historias provenientes de dos mundos distintos, cercanos con muchos
puntos de encuentro, y a la vez distantes con muchos puntos de
desencuentro.
“Cuando
los ojos de Lisandro y los de Audrey se encontraron ella hizo un saludo
inclinado la cabeza…” “No sabía que ella
no solo lo miraba. Lo imaginaba”
Finalmente a través de
ese dialogo que se da en un cruce de
miradas, de gestos, se descubren a si mismos, sus mundos individuales, y
construyen la imagen del otro, se reconocen como parte de un torbellino humano
en el que los rostros se difuminan, no importa en que parte del mundo estés,
México o Nueva York, son parte de una multitud, de un rebaño que hace que el
mundo camine aunque no sepan el rumbo ni el sentido de lo que hacen.
Esto es parte del
paisaje contemporáneo, el mundo se empequeñece y se acelera, los cruces de
cosas, de personas, de imágenes y de significados se intensifica. Todos tenemos
que ver con todos, Lisandro y Audrey se encuentra, se ven, se imaginan. Es un
instante que retrata al mundo de nuestros días.
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